lunes, 1 de agosto de 2011

DANZA DE LOS VIEJITOS

D
También conocida como Danza de los Huehues o de los Huehuenches. Según una versión el origen de esta danza se remonta a la época virreinal. Según otra versión, esta Danza está dedicada  a Huehuetéotl, el Dios Viejo o del Fuego, lo que le daría un carácter prehispánico
            Es de contenido religioso; en ella se pone de manifiesto el sentido humorístico de los indios purépechas. Es una danza de conjunto en la que participan generalmente doce  bailarines de los poblados de Nahuatzen, Cherán, La Sabina, Tzintzuntzán y Janitzio, localizados en las riberas del Lago de Pátzcuaro. Se ejecuta en las celebraciones patronales del Señor del Perdón, de la Santa Cruz y de la Virgen de la Salud (Patrona de la Región).
            En el desarrollo de la danza, los bailarines disfrazados caminan con dificultad imitando los penosos movimientos de los ancianos, actitud que resulta contradictoria con los rápidos pasos y giros de la danza. Según versiones de los vecinos de estos poblados, esta danza es una reminiscencia de la antigua leyenda Tambosca, la brillante estrella Cruz del Sur, lugar donde residía Nana Cueraperi, Madre de la Naturaleza y a quien invocaban los ancianos para defenderse de los cuatro elementos: Agua, Fuego, Viento y Tierra..

1 comentario:

  1. LA DANZA DE LOS VIEJITOS

    “El célebre Tata Vasco, vio bailar viejo tarasco.”

    La Danza de los Viejitos,
    bastones, máscaras, mitos,
    con su traje peculiar,
    lucen, brillan a radiar.

    Que lindos esos atuendos,
    dignos de hombres estupendos,
    son por todos admirados
    los “uarharis” encorvados.

    De Jarácuaro su alma,
    usan sombreros de palma,
    les cuelgan varios listones,
    de Michoacán son pendones.

    Gabanes, rojos colores,
    grecas negras, ¡son señores!,
    es nívea la lana
    que los engalana.

    Muy vistosa esa franela,
    ¡que toquen “Flor de Canela”!
    y luego “La Golondrina”,
    esa pieza es su madrina.

    Camisas de manta blanca,
    calzones de poca zanca,
    sus finos bordados
    están bien labrados.

    Calzado incansable
    de cuero o baqueta,
    la suela admirable
    resuena coqueta.

    Un bastón que no se quiebra,
    la madera tiene un don,
    parece hasta que celebra,
    es muy fino ese bordón.

    Son expertos danzarines
    y ya carecen de muelas,
    bien escuchan los violines,
    contrabajos, las vihuelas.

    Tienen mucha resistencia,
    que bailen “La Competencia”,
    purépecha melodía
    que alegra la luz del día.

    Para éllos, su gran edad,
    es poca, una nimiedad,
    no hay fatiga en el danzar,
    jamás quieren descansar.

    Sus achaques y temblores,
    hablan de sus mil amores,
    en máscara la sonrisa
    porque no les corre prisa.

    Su patrón, el Niño Dios,
    nunca les dará un adiós,
    “t’arhepitis” lo han consentido,
    desde muy recién nacido.

    Benditos están sus pies,
    pocas veces un traspiés,
    ¡que pegue bien el huarache
    contra el piso, que retache!

    Que sacudan la polilla,
    son toda una maravilla,
    es verdad, están longevos,
    ¡pero le echan muchos hue . . .!

    Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
    Morelia, Michoacán, México, abril del 2010.
    Reg. INDAUTOR 03-2010-102913333100-14
    Dedicado a mi ahijado, José Alexis López Gabriel

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