No es fácil explicar el porqué éste mítico cerro ha sufrido acciones erosivas que le han dado sus características tan especiales que son sus altos acantilados que prácticamente lo circundan. La piedra de la zona baja del cerro es caliza, los farallones están constituidas por rocas del tipo de conglomerados con gran cantidad de cantos rodados, lo que sugiere que estos farallones fueron el lecho de una antigua barranca que ahora han quedado en una posición elevada.
Ésta roca es muy susceptible de sufrir erosión, especialmente por el agua que se filtra por fracturas en la piedra desde la parte superior del cerro y que da lugar a oquedades y cuevas. En Cerro Colorado tiene varias cuevas, unas más conocidas que otras. De hecho la denominación de la ciudad "Tehuacán de Nuestra Señora de la Concepción y Cueva" hace alusión a una cueva que está situada en el cantil oeste, el mismo que ocupa la gran cruz.
Otra cueva muy mencionada por los lugareños es la llamada "Cueva del Diablo", situada en la parte sur del cerro y que mira directamente hacia el Tehuacán Viejo, Zinacatepec y Ajalpan. Se dice que ésta cueva fue un antiguo adoratorio indígena.
No son las únicas cuevas existentes en el cerro. Según referencias de exploradores locales, en varias cuevas y abrigos rocosos hay evidencias de ocupación humana. El ingeniero Fernando Ximello refiere la existencia de pinturas rupestres en una de las cuevas del Cerro Colorado.
Éste aspecto del cerro aún está bastante inexplorado; el arqueólogo Mauricio Gálvez Rosales sugiere un estudio concienzudo a posteriori.
Crónica de una visita a una del cerro colorado.
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