sábado, 11 de mayo de 2013

CONDICIÓN ESPIRITUAL DE LOS ANTIGUOS TEHUACANEROS

Popolocas actuales
"De los primeros pueblos que salieron a buscar el sacramento de la penitencia fueron los de Teoacan (Tehuacán), que iban hasta Huexuzinco (Huejotzingo), que son veinte y cinco leguas, a se confesar: éstos trabajaron mucho hasta que llevaron frailes a su pueblo, y hase hecho ahí un muy buen monasterio (el antiguo  convento franciscano de Tehuacán Viejo), y que ha hecho mucho provecho en todos los pueblos de la comarca, porque éste pueblo de Teoacan está (distante) de México cuarenta leguas, y está en frontera de muchos pueblos, asentado al pie de unas sierras y de allí se visitan muchos pueblos y provincias.
Ésta gente es docible (dócil) y muy sincera, y de muy buena condición, más que no la mexicana... y parece otra masa ("hecha de otra masa")... los mixtecas, zapotecas, pinones, mazatecas, teotlitecas, mijes, son más obedientes mansos y bien acondicionados y dispuestos a todo acto virtuoso (más que los mexicanos y sus comarcas); por lo cual aquél monasterio de Teoacan ha causado gran bien".

Motolinía refiere algunos hechos notables que observó en Tehuacán tales como el hecho de que aquí vinieron muchas personas cargadas de ídolos dispuestos a destruírlos como aceptación de la nueva fe. Una mujer procedente de Tecziztepec vino aquí a quemar los ídolos que trajo consigo y permaneció algunos día con dos de sus hijos para ser instruídos en  la fe cristiana. En su estancia ella enfermó de gravedad y murió "llamando a Dios y a Santa maría y demandando perdón de sus pecados".

El 28 de marzo de 1540, día de pascua y resurección, vinieron a oír los oficios de la semana santa y a celebrar la pascua indios y señores principales de cuarenta  provincias y pueblos, algunos de ellos muy distantes (hasta cincuenta y sesenta leguas), los cuales acudieron espontáneamente sin ser llamados. Entre ellos había de doce naciones y lenguas diferentes. Venían al monasterio Nuestra Señora de la Concepción (que así se le llamaba) a bautizarse, casarse y confesarse; por lo cual el monasterio era muy concurrido.
Motolinía también hace notar la gran disposición de los indios a entregar sus bienes materiales en virtud de la caridad al prójimo con tal de obtener la absolución, no importando quedar en la pobreza.

Tomado de Historia de los Indios de la Nueva España, Fray Toribio de Motolinía . Cap 5:220 a 226

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