En el capítulo 12 de su Historia de
los Indios de la Nueva España, Motolinía narra la buena disposición
que los indios mexicanos sobrevivientes a la Conquista tenían para
aprender las cosas que los frailes se propusieron enseñarles.
Describe que los indios "tenían el
entendimiento vivo, recogido y sosegado, no orgulloso ni derramado
como otras naciones”.
En el primer año se les enseñó a
leer y escribir tanto como en castellano como en latín, lo cual
aprendieron muy rápidamente, viéndose muy obedientes en adoptar las
variantes caligráficas de sus maestros.
Al segundo año de comenzar a
enseñarles los progresos fueron muy notables. Menciona el caso de un
muchacho de Texcoco, el cual confeccionó una bula con
letra y una imagen de la Virgen María que no pedía nada a una
original española. Fue tan bien confeccionada que un español se la
levó a Castilla.
Los indios
aprendieron a escribir, encuadernar e iluminar de manera muy
satisfactoria. Incluso refiere que algunos aprendieron a sacar
imágenes de planchas quizás refiriéndose a una técnica antigua de
grabado. Posiblemente se refiera a litografía o un arte similar.
En el tercer año
se les enseñó a cantar. Dice que tenían voces sumamente
desafinadas y débiles, hecho que lo atribuye a la costumbre indígena
de andar descalzos y poco arropados expuestos a las inclemencias del
clima así como a su pobre alimentación; aunque es muy probable que
los indios no tuvieran la misma tradición de cantar que los
españoles. Sin embargo, pronto hubo cantores suficientes músicos y
cantores par cantar en las iglesias.
El primero que les
empezó a enseñar fue un fraile ya entrado en años, Fray Juan Caro,
quien a pesar de no entender ni hablar el náhuatl, y los indios no
entender gran cosa del castellano, les instruyó en forma tan segura
y familiar hablándoles como si fuera perfectamente comprendido ante
los esfuerzos de los muchachos indígenas por entenderlo. A pesar de
dicho obstáculo, los indígenas muy pronto aprendieron el canto de
tal modo que en breve empezaron a cantar de memoria y de forma
oficial en capillas. Incluso hubo un indio de Tlaxcala que compuso
una misa completa, la cual fue aprobada por cantores españoles que
la conocieron.
“En lugar de
órganos tienen música de flautas concertadas, que parecen
propiamente órganos de palo, porque son muchas flautas. Ésta música
enseñaron a los indios unos mestriles* que vinieron de España, y
como acá no hubiese quien a todos los recibiese y diese de comer,
rogámosles que se repartiesen por los pueblos de los indios, y que
les enseñasen pagándoselo, y así los enseñaron.
Hacen también
chirimías aunque no les saben dar el tono que han de tener. Un
mancebo indio que tañía flauta enseñó a tañer a otros indios en
Teuacan, y en un mes todos supieron oficiar una misa y vísperas,
himnos y magnificat, y motetes; y en medio año estaban muy gentiles
tañadores.
Aquí en Tlaxcala
estaba un español que lo enseñase, el cual le dio solamente tres
lecciones, en las cuales desprendió todo lo que el español sabía;
y antes que pasasen diez días tañía con el rabel entre las flautas
y discantaba (hacía contrapunto con la voz) sobre todas ellas. Ahora
he sabido que en México hay maestro que tañe vihuelas de arco, y
tiene ya hechas todas cuatro voces; yo creo que antes del año sabrán
tánto los indios como su maestro, o ellos (los maestros) podrán
poco”.
Los estudios de los
indios se profundizaban enseñándoles latín y gramática, aunque al
parecer hubo oposición de algunos frailes y otras personas a
hacerlo. También hubo renuencia de los indios, posiblemente ante la
dificultad y falta de expectativas. A pesar de todo hubo indígenas
que perseveraron y se hicieron buenos gramáticos. Los frailes
franciscanos tuvieron el proyecto de formar sacerdotes indígenas.
No se puede separar el fuerte elemento religioso en las enseñanzas de los frailes a los indígenas; prácticamente toda enseñanza giraba en torno a los hechos bíblicos. Sin embargo, posteriormente surgirían hábiles músicos y compositores populares que abordarían temas más relajados y mundanos ante la escandalización de los religiosos, quienes reprobarían el arte popular muchas veces pícaro y profano de los indígenas durante la Colonia.
No se puede separar el fuerte elemento religioso en las enseñanzas de los frailes a los indígenas; prácticamente toda enseñanza giraba en torno a los hechos bíblicos. Sin embargo, posteriormente surgirían hábiles músicos y compositores populares que abordarían temas más relajados y mundanos ante la escandalización de los religiosos, quienes reprobarían el arte popular muchas veces pícaro y profano de los indígenas durante la Colonia.
*Mestril. No hallé el significado de ésta palabra. El hecho de que éstos personajes no fueran hospedados por los frailes sugiere que quizás se haya tratado de artistas ambulantes, teatreros o trovadores.
Fuente: Historia de los Indios de la Nueva España. Fray Toribio de Motolinía
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